LA VOZ DE ASTURIAS. EL SUP DE ASTURIAS NO ESCONDE LA REALIDAD. REPORTAJE: Salvando las distancias y aunque las comparaciones siempre son odiosas, podrían considerarse como los herederos de Eleuterio Sánchez, apodado El Lute, el famoso delincuente que en 1961, cuando tenía 20 años, decidió robar dos gallinas, acuciado por el hambre y la necesidad de alimentar a su familia.
/ / OVIEDO
A los delincuentes de toda la vida -los habituales multirreincidentes que arrastran un amplio historial de antecedentes policiales, atracadores de navaja o de asalto a pisos- la crisis económica que, desde 2008, está instalada en el país les ha traído una nueva e inesperada modalidad de competencia: el delincuente de subsistencia. Bajo esta denominación se esconde la persona que, de forma esporádica u ocasional y alejada del estereotipo de maleante, se ve obligada a recurrir a los hurtos, fundamentalmente para capear la situación y resistir en la época de las vacas flacas.
Salvando las distancias y aunque las comparaciones siempre son odiosas, podrían considerarse como los herederos de Eleuterio Sánchez, apodado El Lute, el famoso delincuente que en 1961, cuando tenía 20 años, decidió robar dos gallinas, acuciado por el hambre y la necesidad de alimentar a su familia. En pleno régimen franquista, su fechoría le llevó directamente a la cárcel. El código penal reconocía entonces la existencia de atenuantes por delito famélico: un delito originado por el grave estado de necesidad. Pero el juez Ricardo Álvarez no tuvo en consideración atenuante alguno y descargó todo el peso de la ley sobre él. Ahí empezó su historia de encadenamiento de fugas y encarcelamientos que forjó al mito de El Lute.
Las tendencias
Aunque en el Principado no se ha apreciado un cambio brusco en la tendencia delincuencial, sí se ha advertido un repunte en los casos de hurtos en grandes superficies comerciales a cargo de personas que no responden al perfil habitual del delincuente. Sus asaltos no tienen más ánimo de lucro que la sustracción al descuido de productos alimenticios para el consumo doméstico.
En la mayoría de las ocasiones, esta delincuencia emergente no es carne de cañón de Villabona. Fuentes policiales aseguran que, más de una vez, ha habido responsables de comercios que han optado por no denunciar una situación de hurto cuando se trata de personas, en su mayoría de clase media, que han acabado delinquiendo abocados por la angustia de encontrarse en situación de desempleo y sin posibilidades de mantener a su familia. "Sí se han dado casos de personas que no han sido denunciadas, pero cuando no ha mediado un acto de violencia e intimidación. Otra situación diferente es un robo con fuerza. En esos casos sí se denuncian", corroboran fuentes policiales.
Las modalidades
Miguel Ángel Campos, secretario general de la Confederación Española de Policía (CEP) en Asturias, describe hasta tres tipos diferentes de delincuencia. La primera es la tradicional, que ahora incorpora nuevos métodos derivados de la aplicación de las nuevas tecnologías, pero que conserva la esencia del delito original. La segunda es aquella que está directamente relacionada con los avances de la técnica y las redes de comunicación social (estafas on-line, phising, suplantación de personalidad en redes sociales, robo de información de servidores o empresas). Y la tercera tiene que ver con las diversas manifestaciones del crimen organizado (tráfico de drogas, blanqueo de capitales y trata de seres humanos).
No obstante, éste es el escenario general, pero a la hora de valorar las peculiaridades de la tendencia delincuencial en Asturias, Miguel Ángel Campos introduce algunos matices. "Hay factores específicos que influyen en el Principado. Por un lado está la escasa incidencia del crimen organizado, con una de las tasas de criminalidad (infracciones penales por cada mil habitantes) más bajas, situándose por debajo de la media del resto de España y, por otro lado, está la situación geográfica, que facilita el paso de droga pero no tanto la estabilización del comercio ilegal de gran entidad (ruta cantábrica)", expone.
El secretario regional del CEP respalda sus afirmaciones con datos. Así, la tasa de criminalidad en el Principado de Asturias se situó en el año 2010 en 26,3 infracciones penales por cada mil habitantes. Esto significa que la comunidad autónoma está 18,8 puntos por debajo de la media española (43,1) y que tiene, por tanto, la consideración de la región española más segura, sólo superada por Navarra (19,3). Una cifra que contextualiza en una comparativa nacional, donde constata que "sólo seis comunidades autónomas tienen tasas de criminalidad por debajo de las 30 infracciones penales por cada mil habitantes".
Miguel Ángel Campos se muestra optimista al analizar la estadística general. "La tasa de criminalidad en el Principado de Asturias no sólo le sitúa a la cabeza de las regiones con menor presión criminal, con cifras que mejoran la media nacional en unos veinte puntos, sino que, además, -añade- experimenta pocos repuntes en los últimos seis años, con una estabilidad que ha logrado asentar la cifra en las poco más de veintiséis infracciones penales por cada mil habitantes".
La Confederación Española de Policía subraya que este objetivo no es flor de un día, sino que es la consecuencia de una eficaz acción preventiva que descansa en dos pilares, "el sólido y eficaz despliegue preventivo en las calles de la demarcación del Cuerpo Nacional de Policía y la labor exitosa de investigación para el esclarecimiento de los delitos".
El secretario general del Sindicato Unificado de Policía (SUP) en Asturias, Matías Castaño, no tiene la misma impresión. Desde su óptica, es imposible conocer la realidad de las cifras dado que la estadística nunca es fiable al cien por cien. "En Asturias, como en el resto de España, la falta de transparencia estadística y su uso interesado para beneficio de determinadas políticas públicas o de altos funcionarios para sus intereses personales, desoyendo a los sindicatos policiales, han perjudicado sobremanera la adopción de planes estratégicos y de medidas eficaces contra la delincuencia real", indica.
De esta forma, a juicio de Matías Castaño, es imposible contrarrestar el incremento de comportamientos sociales "inaceptables en un estado social y democrático en el que debe imperar -continúa- el respeto y la garantía de defensa de los bienes, derechos y valores constitucionalmente protegidos". El SUP considera que la situación de crisis económica ha influido notablemente en un incremento del deterioro en la convivencia y en el comportamiento de los ciudadanos que "resultan en algunos casos delictivos, en otros casos infracciones administrativas y en otros carentes de reproches normativos. Ningún hecho es considerado delictivo o sancionable hasta que las autoridades territoriales le dan esa definición. La poca o nula respuesta política ante la percepción de este deterioro de convivencia -censura- ha resultado determinante en el crecimiento de conductas cuestionables, violentas o radicales".
La corrupción
Matías Castaño echa mucha culpa a los políticos en este aumento del clima de tensión que se respira en las calles, especialmente por no saber atajar a tiempo los casos de corrupción que se han ido destapando en nuestro país y de los que Asturias tampoco se ha librado. "En el SUP hemos detectado igualmente un incremento de delitos relacionados con el mal gobierno y la corrupción. El caso Renedo se constituye como un punto de muestra, al que a buen seguro y a poco que se destinen esfuerzos públicos en su descubrimiento y persecución aparecerán algunos más", vaticina.
Para el responsable del SUP, la mala administración ha creado condiciones favorables para el incremento de estos comportamientos criminales de guante blanco y está convencido de que, hasta la fecha, no se han tomado las medidas preventivas "adecuadas y decididas" para su erradicación.
Muchos han sido los factores que, para el Sindicato Unificado de Policía, han contribuido a este clima de inseguridad ciudadana. "La falta de trabajo, de vivienda adecuada, de servicios elementales...promocionan un caldo de cultivo en el que a los ciudadanos en peligro de exclusión social, cada vez más numerosos en Asturias, se les genera un estado emocional susceptible de transformarse en sentimiento de inferioridad y de frustración que puede reconvertirse en odio o resentimiento hacia la sociedad, especialmente contra los que no padecen tales penurias, además de generar comportamientos rebeldes que se traducen muchas veces en la violación de las normas sociales", suscribe.
Esta es una de las razones que justificarían, según el sindicato policial, el incremento constante en Asturias de pequeños delitos y faltas, "a pesar de alguna indicación para que en las denuncias se actúe para que el ciudadano cuestione o dude de los hechos a denunciar para encasillar la actuación donde interese estadísticamente", critica. Y pone de ejemplo el hecho de que las estadísticas del Ministerio de Interior nunca coinciden con las de la Fiscalía.
El prototipo
Los dos portavoces de los sindicatos más representativos del Cuerpo Nacional de Policía sí coinciden en que el prototipo de delincuente habitual en Asturias está vinculado a los delitos contra la propiedad; un fenómeno delictivo que, según recalca Miguel Ángel Campos, viene sufriendo repuntes constantes "desde hace tres años, como consecuencia de la crisis que vivimos".
Para Matías Castaño, es incontestable el incremento de denuncias de robo en pisos y chalets, dada la gran movilidad con la que actúan los delincuentes. "La policía debe dirigir sus actuaciones y esfuerzos contra la delincuencia organizada y ante la falta de recursos actuales se impone una efectiva coordinación entre todas las policías", propone.
Miguel Ángel Campos distingue varios modelos dentro de los delitos contra la propiedad. Por un lado, están los hurtos y robos de pequeña importancia, que van desde el hurto famélico (el cometido en grandes superficies comerciales para comer, sin ánimo de lucro, y por personas que muchas veces no han tenido antecedente previo alguno) hasta los robos con intimidación a pandillas de adolescentes o a personas de la tercera edad, que son colectivos más vulnerables. Por otro, están los robos en viviendas con un aumento considerable en el último año y medio.
El secretario general del CEP en Asturias asegura que los delincuentes están perpetrando sus actuaciones de forma más extendida en los barrios residenciales, en aquellas viviendas en las que se intuye un mayor poder adquisitivo de sus habitantes. No obstante, recuerda que desde 2011 existe un plan especial en toda España, incluida Asturias, para prevenir e investigar estos delitos.
Aunque el mayor repunte se aprecia en el robo en viviendas, no han disminuido el resto de modalidades de robo como los que se ceban con los vehículos (tanto con la sustracción de objetos en su interior como a través del robo de los turismos para la comisión de otros delitos) y en los comercios. En los últimos años también han aumentado considerablemente las denuncias por robo de cable de cobre; una modalidad contra la que se lucha de forma específica desde el año 2007 en el Principado de Asturias.
Para la Jefatura Superior de Policía de Asturias, la mayoría de los delincuentes que operan en Asturias son "los de siempre, los de toda la vida". Un portavoz del Cuerpo Nacional de Policía confirmó que el perfil medio del delincuente en Asturias es el de un varón, con una media de edad situada en una horquilla de 40 a 45 años; multirreincidentes (antecedentes policiales de más de diez detenciones), y con problemas anteriores de drogadicción; mientras que las mujeres están más especializadas en materia de hurto.
Aunque la mayoría de las veces son "delincuentes autóctonos", de vez en cuando todavía aparecen grupos itinerantes de delincuentes procedentes de países del Este que se caracterizan por actuar con gran violencia en la perpetración de sus asaltos y atracos y especializados en el robo de chalets y viviendas.
Un perfil con el que coincide plenamente el secretario general del CEP en Asturias. "Suelen ser varones, de entre 25 y 40 años, con antecedentes, de países como Rumanía o Bulgaria, y que actúan en suelo asturiano durante periodos muy concretos".
Los delincuentes de delitos contra la propiedad no tienen, sin embargo, un perfil criminal claro porque, en su mayoría, "no han delinquido anteriormente y lo hacen por la situación de necesidad que viven", puntualiza Miguel Ángel Campos. Una nueva modalidad de delincuencia que, de forma paulatina, se está introduciendo en Asturias: los Lutes que luchan por su supervivencia.
Salvando las distancias y aunque las comparaciones siempre son odiosas, podrían considerarse como los herederos de Eleuterio Sánchez, apodado El Lute, el famoso delincuente que en 1961, cuando tenía 20 años, decidió robar dos gallinas, acuciado por el hambre y la necesidad de alimentar a su familia. En pleno régimen franquista, su fechoría le llevó directamente a la cárcel. El código penal reconocía entonces la existencia de atenuantes por delito famélico: un delito originado por el grave estado de necesidad. Pero el juez Ricardo Álvarez no tuvo en consideración atenuante alguno y descargó todo el peso de la ley sobre él. Ahí empezó su historia de encadenamiento de fugas y encarcelamientos que forjó al mito de El Lute.
Las tendencias
Aunque en el Principado no se ha apreciado un cambio brusco en la tendencia delincuencial, sí se ha advertido un repunte en los casos de hurtos en grandes superficies comerciales a cargo de personas que no responden al perfil habitual del delincuente. Sus asaltos no tienen más ánimo de lucro que la sustracción al descuido de productos alimenticios para el consumo doméstico.
En la mayoría de las ocasiones, esta delincuencia emergente no es carne de cañón de Villabona. Fuentes policiales aseguran que, más de una vez, ha habido responsables de comercios que han optado por no denunciar una situación de hurto cuando se trata de personas, en su mayoría de clase media, que han acabado delinquiendo abocados por la angustia de encontrarse en situación de desempleo y sin posibilidades de mantener a su familia. "Sí se han dado casos de personas que no han sido denunciadas, pero cuando no ha mediado un acto de violencia e intimidación. Otra situación diferente es un robo con fuerza. En esos casos sí se denuncian", corroboran fuentes policiales.
Las modalidades
Miguel Ángel Campos, secretario general de la Confederación Española de Policía (CEP) en Asturias, describe hasta tres tipos diferentes de delincuencia. La primera es la tradicional, que ahora incorpora nuevos métodos derivados de la aplicación de las nuevas tecnologías, pero que conserva la esencia del delito original. La segunda es aquella que está directamente relacionada con los avances de la técnica y las redes de comunicación social (estafas on-line, phising, suplantación de personalidad en redes sociales, robo de información de servidores o empresas). Y la tercera tiene que ver con las diversas manifestaciones del crimen organizado (tráfico de drogas, blanqueo de capitales y trata de seres humanos).
No obstante, éste es el escenario general, pero a la hora de valorar las peculiaridades de la tendencia delincuencial en Asturias, Miguel Ángel Campos introduce algunos matices. "Hay factores específicos que influyen en el Principado. Por un lado está la escasa incidencia del crimen organizado, con una de las tasas de criminalidad (infracciones penales por cada mil habitantes) más bajas, situándose por debajo de la media del resto de España y, por otro lado, está la situación geográfica, que facilita el paso de droga pero no tanto la estabilización del comercio ilegal de gran entidad (ruta cantábrica)", expone.
El secretario regional del CEP respalda sus afirmaciones con datos. Así, la tasa de criminalidad en el Principado de Asturias se situó en el año 2010 en 26,3 infracciones penales por cada mil habitantes. Esto significa que la comunidad autónoma está 18,8 puntos por debajo de la media española (43,1) y que tiene, por tanto, la consideración de la región española más segura, sólo superada por Navarra (19,3). Una cifra que contextualiza en una comparativa nacional, donde constata que "sólo seis comunidades autónomas tienen tasas de criminalidad por debajo de las 30 infracciones penales por cada mil habitantes".
Miguel Ángel Campos se muestra optimista al analizar la estadística general. "La tasa de criminalidad en el Principado de Asturias no sólo le sitúa a la cabeza de las regiones con menor presión criminal, con cifras que mejoran la media nacional en unos veinte puntos, sino que, además, -añade- experimenta pocos repuntes en los últimos seis años, con una estabilidad que ha logrado asentar la cifra en las poco más de veintiséis infracciones penales por cada mil habitantes".
La Confederación Española de Policía subraya que este objetivo no es flor de un día, sino que es la consecuencia de una eficaz acción preventiva que descansa en dos pilares, "el sólido y eficaz despliegue preventivo en las calles de la demarcación del Cuerpo Nacional de Policía y la labor exitosa de investigación para el esclarecimiento de los delitos".
El secretario general del Sindicato Unificado de Policía (SUP) en Asturias, Matías Castaño, no tiene la misma impresión. Desde su óptica, es imposible conocer la realidad de las cifras dado que la estadística nunca es fiable al cien por cien. "En Asturias, como en el resto de España, la falta de transparencia estadística y su uso interesado para beneficio de determinadas políticas públicas o de altos funcionarios para sus intereses personales, desoyendo a los sindicatos policiales, han perjudicado sobremanera la adopción de planes estratégicos y de medidas eficaces contra la delincuencia real", indica.
De esta forma, a juicio de Matías Castaño, es imposible contrarrestar el incremento de comportamientos sociales "inaceptables en un estado social y democrático en el que debe imperar -continúa- el respeto y la garantía de defensa de los bienes, derechos y valores constitucionalmente protegidos". El SUP considera que la situación de crisis económica ha influido notablemente en un incremento del deterioro en la convivencia y en el comportamiento de los ciudadanos que "resultan en algunos casos delictivos, en otros casos infracciones administrativas y en otros carentes de reproches normativos. Ningún hecho es considerado delictivo o sancionable hasta que las autoridades territoriales le dan esa definición. La poca o nula respuesta política ante la percepción de este deterioro de convivencia -censura- ha resultado determinante en el crecimiento de conductas cuestionables, violentas o radicales".
La corrupción
Matías Castaño echa mucha culpa a los políticos en este aumento del clima de tensión que se respira en las calles, especialmente por no saber atajar a tiempo los casos de corrupción que se han ido destapando en nuestro país y de los que Asturias tampoco se ha librado. "En el SUP hemos detectado igualmente un incremento de delitos relacionados con el mal gobierno y la corrupción. El caso Renedo se constituye como un punto de muestra, al que a buen seguro y a poco que se destinen esfuerzos públicos en su descubrimiento y persecución aparecerán algunos más", vaticina.
Para el responsable del SUP, la mala administración ha creado condiciones favorables para el incremento de estos comportamientos criminales de guante blanco y está convencido de que, hasta la fecha, no se han tomado las medidas preventivas "adecuadas y decididas" para su erradicación.
Muchos han sido los factores que, para el Sindicato Unificado de Policía, han contribuido a este clima de inseguridad ciudadana. "La falta de trabajo, de vivienda adecuada, de servicios elementales...promocionan un caldo de cultivo en el que a los ciudadanos en peligro de exclusión social, cada vez más numerosos en Asturias, se les genera un estado emocional susceptible de transformarse en sentimiento de inferioridad y de frustración que puede reconvertirse en odio o resentimiento hacia la sociedad, especialmente contra los que no padecen tales penurias, además de generar comportamientos rebeldes que se traducen muchas veces en la violación de las normas sociales", suscribe.
Esta es una de las razones que justificarían, según el sindicato policial, el incremento constante en Asturias de pequeños delitos y faltas, "a pesar de alguna indicación para que en las denuncias se actúe para que el ciudadano cuestione o dude de los hechos a denunciar para encasillar la actuación donde interese estadísticamente", critica. Y pone de ejemplo el hecho de que las estadísticas del Ministerio de Interior nunca coinciden con las de la Fiscalía.
El prototipo
Los dos portavoces de los sindicatos más representativos del Cuerpo Nacional de Policía sí coinciden en que el prototipo de delincuente habitual en Asturias está vinculado a los delitos contra la propiedad; un fenómeno delictivo que, según recalca Miguel Ángel Campos, viene sufriendo repuntes constantes "desde hace tres años, como consecuencia de la crisis que vivimos".
Para Matías Castaño, es incontestable el incremento de denuncias de robo en pisos y chalets, dada la gran movilidad con la que actúan los delincuentes. "La policía debe dirigir sus actuaciones y esfuerzos contra la delincuencia organizada y ante la falta de recursos actuales se impone una efectiva coordinación entre todas las policías", propone.
Miguel Ángel Campos distingue varios modelos dentro de los delitos contra la propiedad. Por un lado, están los hurtos y robos de pequeña importancia, que van desde el hurto famélico (el cometido en grandes superficies comerciales para comer, sin ánimo de lucro, y por personas que muchas veces no han tenido antecedente previo alguno) hasta los robos con intimidación a pandillas de adolescentes o a personas de la tercera edad, que son colectivos más vulnerables. Por otro, están los robos en viviendas con un aumento considerable en el último año y medio.
El secretario general del CEP en Asturias asegura que los delincuentes están perpetrando sus actuaciones de forma más extendida en los barrios residenciales, en aquellas viviendas en las que se intuye un mayor poder adquisitivo de sus habitantes. No obstante, recuerda que desde 2011 existe un plan especial en toda España, incluida Asturias, para prevenir e investigar estos delitos.
Aunque el mayor repunte se aprecia en el robo en viviendas, no han disminuido el resto de modalidades de robo como los que se ceban con los vehículos (tanto con la sustracción de objetos en su interior como a través del robo de los turismos para la comisión de otros delitos) y en los comercios. En los últimos años también han aumentado considerablemente las denuncias por robo de cable de cobre; una modalidad contra la que se lucha de forma específica desde el año 2007 en el Principado de Asturias.
Para la Jefatura Superior de Policía de Asturias, la mayoría de los delincuentes que operan en Asturias son "los de siempre, los de toda la vida". Un portavoz del Cuerpo Nacional de Policía confirmó que el perfil medio del delincuente en Asturias es el de un varón, con una media de edad situada en una horquilla de 40 a 45 años; multirreincidentes (antecedentes policiales de más de diez detenciones), y con problemas anteriores de drogadicción; mientras que las mujeres están más especializadas en materia de hurto.
Aunque la mayoría de las veces son "delincuentes autóctonos", de vez en cuando todavía aparecen grupos itinerantes de delincuentes procedentes de países del Este que se caracterizan por actuar con gran violencia en la perpetración de sus asaltos y atracos y especializados en el robo de chalets y viviendas.
Un perfil con el que coincide plenamente el secretario general del CEP en Asturias. "Suelen ser varones, de entre 25 y 40 años, con antecedentes, de países como Rumanía o Bulgaria, y que actúan en suelo asturiano durante periodos muy concretos".
Los delincuentes de delitos contra la propiedad no tienen, sin embargo, un perfil criminal claro porque, en su mayoría, "no han delinquido anteriormente y lo hacen por la situación de necesidad que viven", puntualiza Miguel Ángel Campos. Una nueva modalidad de delincuencia que, de forma paulatina, se está introduciendo en Asturias: los Lutes que luchan por su supervivencia.