14 de octubre de 2014

PERDIENDO EL SITIO. INMOVILISMO PROFESIONAL.

El momento militarista es retrogrado y preocupante: ¿Jefes con galones nuevos y policías con galones viejos? ¿Toque de oración? ¿Desfile militar con el paso funerala? No, no queremos esto, no se ha realizado una Unificación de dos cuerpos policiales para volver a los modos de la milicia más rancia. Nuestros sindicalistas no han sufrido persecución en la clandestinidad para estar treinta y tantos años después en el mismo lugar de donde hemos salido con lucha y esfuerzo.

Las generaciones modernas deben de ver esta profesión desde la perspectiva civil, con valores sociales contemporáneos y con actitud crítica sobre los sucesos cotidianos que tienen causa en los malos gobiernos. Ante las carencias de ideas en unos políticos que mal gobiernan y que sacan a la ciudadanía de sus casas para construir una protesta permanente debemos de responder con valores humanísticos e integradores. Esta idea de comprender a la ciudadanía no encaja en ocasiones con esta obediencia que limita el uso del derecho de opinión y expresión que constriñe la crítica, amordaza la queja o acalla las necesidades o los errores realizados desde dentro. Tenemos que huir del mal usado y pertinazmente exigido silencio en beneficio de la Organizaciones y de las Instituciones para ponernos en la necesaria fuga de los falsos corporativismos, nido en ocasiones para las mayores incompetencias y caldo de cultivo para ideas y actitudes inapropiadas que desnaturalizan la esencia,  y además ser el lugar idóneo de los más sórdidos intereses. Es imprescindible tener y ampliar la libertad de expresión como elemento que construye un espacio donde se puedan ejercer las libertades profesionales. Sindicatos y asociaciones desde un criterio social deben de estar en una constante integración y simbiosis con la ciudadanía. Casi todos Los sindicatos confeccionan un programa social que plasman en una ponencia o documento de debate que se denomina política sindical, esa ponencia es un plan estratégico para posicionarnos con perspectiva sindical en los asuntos cívicos; aquí se piensa y pauta esa simbiosis con la ciudadanía con criterio social. No se puede estar en la sociedad sin decir, ni hacer, ni generar opinión; eso se llama "no molestar". Sin posición social los sindicatos somos más débiles y menos eficaces. Carecer de esta opinión y ejercicio de acciones es ponernos de espalda a las realidades.
Cuando las políticas de seguridad pública van por lados que la ciudadanía no conoce o no comparte se produce distancia y pérdida de valoración social, aquí y ahora tenemos que decir que esa incomprensión llega cuando se quiere transitar por la vereda militar con nostalgias trasnochadas colocándonos en un constante retroceso; un indicador de lo que se dice es el esperpento de ver como unos van vestidos de gala con su rosario de medallas y otros de traje de faena ¿Cuestión de clase? Este octubre hemos visto pechos que lucen el fulgor de un reparto de medallas realizado por ellos y para ellos. ¿Cuántas veces escuchamos que de cada diez pesetas que nos dan ocho son para ellos y dos para nosotros? Una "Unificación" devaluada y mal entendida con el paso del tiempo a la que no le dieron o quieren dar  todo el recorrido necesario.
Los viejos del lugar tienen memoria, una memoria que molesta, pero sin embargo algunos de los jóvenes carecen de referencias y tienen prisa para llegar cuanto antes a dar su pelotazo de progreso a lo más alto con el mínimo espacio de tiempo y sin esfuerzo, ese atroz individualismo imperante que hace que el problema de uno sea una cuestión colectiva, y de el problema colectivo una cuestión de otros; carecer de referencias es no saber lo que hace falta y el porqué de las carencias. Las políticas de pan para hoy y hambre para mañana son un empobrecimiento permanente. Hemos retrocedido treinta años de progreso profesional en menos de cuatro años con un anteproyecto de leyes de personal llenas de clasismo y exclusión, se transmiten comportamientos de  diferenciación de unos respecto a los otros, estamos en una permanente congelación salarial, perdida y deterioro de recursos, sin tasa de reposición y sin una seria oferta de empleo público ¿Creen que no vemos las cosas? Son viejas reivindicaciones que tienen que logar sitio en corazones nuevos. Hay que insistir en visibilizar la época más involucionista de la gestión de la seguridad pública. Los profesionales y los sindicalistas debemos saber leer el lenguaje de gestos, y éstos son demoledores y bizantinos al volver a comportamientos ya superados y caducos. Hemos retrocedido al "a tus órdenes", a desfilar, y no nos cansamos de decir, como ellos de usar, que el uniforme es un elemento identificador y disgregador de jefes y obreros; caemos por la ladera fáctica del empobrecimiento de ideas y lo hacemos a día de hoy sin red. Hay una despersonalización de ese carácter civil.
El sindicalismo policial nació para luchar por unos derechos y libertades profesionales, para lograr (cosa que nos niegan sistemáticamente) un salario equiparado con esos que nos sacan tantos cientos de euros, una segunda actividad y jubilación para vivir con dignidad, por una carrera profesional ágil y productiva desde abajo y para establecer la promoción de los mejores, por regenerar y reformular un sindicalismo profesional que tiene que abrirse y coexistir con el sindicalismo de clase, todo esto para conseguir unas provisiones humanas y materiales adecuadas para servir y ser útiles a la sociedad ofreciendo una mejor calidad de la vida profesional para los trabajadores.
Otro dato del inmovilismo existente es ese silencio atronador propio de una mentalidad decimonónica ante la propuesta de futuro y de aprovechamiento de sinergias que  buscan las  eficacias y eficiencias con la tan soslayada, cuando no criticada unificación de la Policía y de la Guardia Civil, esa que les da a nuestros gobernantes sudores en frío y de la que no quieren saber nada, no les interesa, ¿Por qué? ¿A qué le tienen miedo?
Las bases, los trabajadores de la seguridad pública somos unificadoras por naturaleza para lograr más cantidad y mejores calidades en los servicios. Es una necesidad social urgente realizar una propuesta a la sociedad y a sus representantes para cambiar el sistema de seguridad pública, ese cambio tiene que lograr la convergencia en un solo Cuerpo. La sociedad del Siglo XXI lo demanda. Ahorro y eficacia y más Estado de bienestar es el resultado de esa Unificación.
Para este cambio necesitamos un apoyo ciudadano y político para evitar una Policía vieja y rancia, con ademanes militaristas y abocada a que nos desconecten con sus deficitarias políticas de la sociedad, ese anteproyecto ley de personal es constatar un mal trabajo legislativo y una carencias de ideas de modernización ¿Sres. legisladores qué asesores han tenido ustedes para hacer las cosas tan mal? Necesitamos abrir mesas de concienciación y acciones constructivas que nos saquen de este "aquietamiento".
Cuando los de abajo tienen la sensación que solo viven bien los de arriba, que nos llevamos las migas del banquete, y por migas entendemos esa concesión de medallas pensionadas dadas por ellos y para ellos convertimos esa sensación en desafección. Esto es simplemente vergonzoso. Todo esto está pasando ahora, y lo peor, que nadie nos escucha, cuando no, algunos acabarán persiguiéndonos. Si nos callamos ellos ganan. A La Castellana y a llenarla de pancartas y reivindicaciones ¡YA! Nos acabarán llevanado a marcar el paso si no reaccionamos, al tiempo. Piensen y valoren su voto para que sea el primer paso de cambio. Es necesario el SUP por lo dicho y muchas cosas más. El futuro nuestro trabajo, pero si nos olvidamos de reivindicar, el futuro será de ellos. ¡ESPABILEMOS!



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