SOBRE LA TASA DE REPOSICIÓN EN LA POLICÍA

El Gobierno del PP ha manifestado que la tasa de reposición en la policía será de un 10%, lo que significa que de los 2000 policías que se van del Cuerpo sólo se asignará para cubrir esas bajas unos 160 aproximadamente, dejando por tanto un déficit de 1840 policías por año.

En las ciudades asturianas eso se verá agravado, ya que se nota mucho más en ciudades pequeñas que en las grandes. Si actualmente salen a patrullar 4 ó 5 coches, el detrimento de 1 ó 2 se percibe más nítidamente de que si saliesen a patrullar 20 y disminuyen 1 ó 2. 

La tasa de reposición es a mi criterio insuficiente y perjudicará a corto y medio plazo a la seguridad ciudadana.

Es necesario reponer, al menos, las vacantes que van quedando, ya que una inversión continuada sobre los recursos humanos es infinitamente más rentable y eficiente que una inversión masiva, es decir, origina menores costes invertir en 2000 nuevos policías cada año, con una formación profesional completa, adecuada y regular, que una inversión masiva sobre 5000 nuevos policías al año, con una formación más deficiente, corta e irregular, con necesidad de grandes dispendios presupuestarios.

Si se pretende aumentar la productividad a base de  mantener los mismos resultados  reduciendo recursos humanos puede resultar catastrófico para la seguridad de los ciudadanos si no se cambian primero los criterios de políticas de seguridad y políticas de recursos humanos en el cuerpo policial. Sería necesaria una nueva estructura organizativa con una nueva distribución de medios materiales y recursos humanos. Se debería urgentemente modificar el catálogo de puestos de trabajo, adaptándolo a realidad delincuencial, y no a niveles y situaciones estadísticas irreales, se debería cuidar a los policías, conocer en profundidad sus cualidades y aprovecharlas al máximo, lo que derivaría en asignaciones a puestos de trabajo transparentes, sin enchufismos ni amiguismos, que es lo que impera en la actualidad; en cuanto a los ascensos, es necesario un mismo tratamiento. No se pueden desperdiciar las capacidades del policía como se está haciendo en la actualidad y pretender buscar productividad. También se debería de forma imperiosa motivar a los policías, haciéndoles partícipes en las definiciones y evaluaciones por objetivos, orientando el trabajo hacia el ciudadano, no hacia el cumplimiento de las estadísticas  y no hacia los intereses de determinados políticos o funcionarios de alto rango, que quieren aprovechar el gran trabajo de los policías para cumplimentar objetivos  de interés personal. Se debe cuidar  la salud laboral de los policías, hacer más segura su labor  dotándoles de mejores medios, y no incumplir la legislación de prevención de riesgos laborales .Se debe reconocer el esfuerzo y el trabajo de los policías, recompensando de forma transparente y con participación de los agentes  a los que se lo merecen y no a los amigos, familiares, etc. Es decir, se requiere una transformación urgente del colectivo en cuanto a RR.HH si se quiere mantener la productividad al menos durante un corto espacio de tiempo hasta que la situación económica lo permita.

En cuanto al cambio de objetivos sería interesante estudiar una adaptación  de objetivos estratégicos a la realidad social imperante, por ejemplo reducir o eliminar escoltas y protección de determinados edificios públicos. Quizás, si los que deciden estas políticas de reducción de efectivos policiales no tuviesen escoltas, vehículos policiales, protección en sus viviendas o centros de trabajo, verían la reducción de policías bajo otro prisma. Necesitamos políticas públicas de seguridad pensadas para el ciudadano, para garantizar su pacífica convivencia y que garanticen   una sociedad segura que permita al emprendedor  y al país en general un resurgir económico tranquilo y en paz. 

Matías A. Castaño

SUP Asturias