Jezabel tenía claro desde hace años que su sueño era vestir el uniforme de la Policía Nacional, pero ni siquiera pudo plantearse opositar hasta que, recientemente, se rebajó la altura mínima para acceder al cuerpo. Rozando ya la edad límite para poder presentarse, superó las oposiciones e ingresó en la Escuela General de Policía de Ávila, en la que ha estado formándose teóricamente durante diez meses. Ahora, junto a 29 compañeros más, ha empezado a realizar en la Comisaría de Gijón sus prácticas para poder jurar dentro de diez meses su cargo como policía y conseguir su ansiada placa. Mientras, será una más, integrada como cualquier agente de la plantilla, con su uniforme, su pistola y la misma capacidad de intervención, aunque cambiando constantemente de una unidad a otra «para conocer cómo funcionan todas». Además de estos 30 aspirantes a policía, Gijón sirve de aula de prácticas durante este mes a otros 11 alumnos que completan en la Escuela de Ávila su formación como inspectores. En su caso, tras el verano les quedará aún pasar un segundo curso completo, más práctico que el primero y centrado en labores operativas, y presentar un proyecto de fin de carrera antes de poder optar a un destino, que pocas veces coincide con el deseado……
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